
Una limpieza profunda es el mejor modo de preparar nuestra casa para un cambio de estación. No sólo en primavera, para dar la bienvenida a la estación de la luz; sino también en otoño para acoger el periodo de introversión.
Al igual que hacemos con nuestras casas, nuestra mente no es de menos. Osaría decir que mucho más importante que la limpieza profunda de nuestro hogar es la limpieza a consciencia de nuestros pensamientos, liberarnos de los proyectos que no concluiremos, injurias vividas y pasadas, ofensas recibidas y propiciadas, y un largo etcétera de basura en forma de impulsos nerviosos.
Como para una tradicional limpieza, necesitaremos de instrumentos y técnicas que nos ayuden a lustrar la casa de nuestra mente, habitación por habitación.
Necesitaremos:
1. Un estado de calma profundo:
Tras una larga jornada de trabajo y cansancio acumulado, lo que menos poseemos es la calma necesaria para emprender el arduo trabajo de eliminar pensamientos tóxicos. Se requiere un esfuerzo concreto para llegar a un estado de calma que nos ayude a discernir qué pensamientos necesitamos desechar y cuáles conservaremos.
2. Tiempo para nosotros y nadie más:
Sé que estarás ya pensando: ¿y cómo se consigue ese preciado tesoro que es el tiempo para dedicar a uno mismo? ¿Y mis hijos? ¿Y quién prepara la cena? ¿Y quién organiza todo lo necesario para la jornada que iniciará al día siguiente? Te doy una buena noticia: necesitarás solo 10 minutos inicialmente. Si luego te vuelves una «limpiadora de mentes» pro, seguramente sabrás como sacar otros 10 minutos más para dedicar a la persona más importante de tu vida: tú.
3. Espacio imperturbable:
Lo sé que es difícil. Pero intenta buscar un lugar donde poder estar solo. Recuerda: al final se trata de colgar un cartel de «no molestar» durante tan sólo 10 minutos (inicialmente)
4. Atención total:
Durante tu tiempo, la atención en tus pensamientos debe ser total. Nada de responder al teléfono, nada de leer mensajes de Whatsapp. Quédate solo contigo y tus pensamientos. No olvides que estás a punto de realizar un trabajo importantísimo: vas a eliminar las tóxinas de tu mente.
Manos a la obra.
Ya estás en tu espacio imperturbable, donde has colgado el cartel de «no molestar, limpieza en curso». Ahora tienes tus 10 minutos solo para tí. Recuerda: atención total a partir de este momento.
Observa tus pensamientos y empieza a discernir: ¿este pensamiento me es útil? Lo mantengo y lo refuerzo. ¿Este otro pensamiento no lo es y me hace daño? Lo descarto y lo combato. Como el polvo de nuestros muebles, lo limpiarás y se volverá a posar en la madera. Insiste. Vuélvelo a limpiar y haz que deje tu mente durante el mayor tiempo posible.
La limpieza de pensamientos tóxicos no es algo que haremos una vez cada tres meses o cada mes, ni siquiera cada semana. La limpieza de pensamientos tóxicos la realizaremos cada día. Antes de cerrar los ojos cada noche, libérate de esos pensamientos dañinos y deja tu mente ligera y positiva. Agradece, en ese momento, por todo lo bueno que existe en tu vida y agradece por todo lo bueno que aún está por llegar. Y te aseguro que con esta fórmula tendrás un sueño sereno y reparador. Tu mente brillante y sin desechos podrá descansar y regalarte un magnífico día cuando por la mañana abrirás de nuevo los ojos y te dispondrás a vivir la nueva oportunidad que cada amanecer se nos dona.
Te deseo una proficua limpieza de las estancias de tu mente y un sueño sereno y reparador.
Gracias, gracias, gracias por los minutos que has dedicado a leer esta reflexión.